Un estudio de la Universidad de California reveló que la capacidad de interpretar las emociones de los demás depende de cómo el cerebro integra la información de las expresiones faciales y del contexto. Los resultados muestran que aproximadamente el 70% de las personas aplica una "integración bayesiana", ajustando el peso de cada señal según su nitidez, mientras que el 30% restante utiliza una estrategia más simple de promediar la información de ambos canales sin distinguir cuál es más confiable.
Esta diferencia individual en las estrategias de procesamiento emocional podría explicar por qué algunas personas son más "intuitivas" socialmente que otras. Además, los hallazgos podrían ayudar a comprender mejor condiciones como el autismo, donde se ha observado que las personas suelen tener dificultades para combinar adecuadamente la información del rostro y del contexto.
El estudio, publicado en la revista Nature Communications, fue liderado por Jefferson Ortega, doctorando en psicología, y David Whitney, profesor de psicología de la Universidad de California. Los investigadores diseñaron un experimento con 944 voluntarios, en el que los participantes vieron videos con el rostro o el fondo borrosos, lo que les permitió analizar la influencia relativa de las señales faciales y ambientales en la interpretación de emociones.
"Algunos observadores son muy buenos integrando contexto y expresiones faciales para entender emociones, y otros no tanto", explicó David Whitney. Comprender estos mecanismos de procesamiento emocional podría ayudar a desentrañar las claves de la empatía, la comunicación y la adaptación social, así como a desarrollar estrategias de apoyo en contextos educativos, clínicos y sociales.
Los autores señalan que el secreto para "leer" las emociones de los demás no está solo en nuestros ojos o percepción, sino en cómo nuestro cerebro elige y procesa las pistas que le da cada persona y cada situación.
