La FIFA se enfrenta a duras críticas de los aficionados al fútbol por los precios exorbitantes de las entradas para el Mundial 2026, que se celebrará en Estados Unidos, Canadá y México.
Según la información revelada, los boletos más caros para la primera fase del torneo costarán 700 dólares, mientras que los más baratos alcanzarán los 140 dólares. Estos precios son mucho más elevados que los informados originalmente en la oferta que permitió a la FIFA ganar la sede del Mundial 2026, donde se establecían precios de entre 323 dólares para los boletos más caros y 21 dólares para los más baratos.
Ante las críticas, la FIFA anunció la creación de una nueva categoría de entradas a 60 dólares, pero serán apenas mil por partido, lo que representa solo el 1,6% del total. Estos nuevos boletos más económicos aún serían más caros que en Mundiales anteriores, donde los precios más bajos oscilaban entre 11 y 22 dólares.
"La gran mayoría tendrá que seguir pagando precios exorbitantes", se quejó la agrupación de hinchas Football Supporters Europe, calificando la decisión de la FIFA como una "traición monumental". Otras organizaciones de aficionados, como American Outlaws de Estados Unidos, también criticaron duramente los altos costos.
Un hincha inglés incluso comparó la situación con la venta de entradas para un concierto de Taylor Swift, lamentando que el Mundial se esté convirtiendo en un evento solo accesible para los más adinerados.
La FIFA defiende que los ingresos por la venta de entradas, así como los derechos de televisión y patrocinios, se reinvierten para impulsar el desarrollo del fútbol masculino, femenino y juvenil en sus 211 federaciones afiliadas. Sin embargo, los aficionados cuestionan que la organización se esté alejando cada vez más de sus raíces y de los fanáticos más leales.
Ante este escenario, muchos temen que el Mundial 2026 marque el final de una era en la que era "posible ir a un Mundial", con los precios de las entradas alcanzando niveles nunca antes vistos en el fútbol.











