En Venezuela, la progresiva desaparición de las estadísticas públicas ha dejado un vacío de información que afecta a investigadores, ciudadanos, gobiernos locales, ONG y organismos internacionales. Ante esta situación, la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) ha asumido la responsabilidad de producir información básica para entender el país.
La investigadora Anitza Freitez, directora general del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES-UCAB), explica que el debilitamiento de la institucionalidad estadística en Venezuela comenzó en la crisis económica de los años noventa, cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) ya tenía limitaciones presupuestarias. Posteriormente, a partir del año 2000, el país dejó de publicar datos clave sobre morbilidad, mortalidad, vacunación, educación y economía.
Ante este panorama, la UCAB decidió actuar. En 1997 realizó una primera encuesta de pobreza, que se repetiría en 2007. Luego, en 2013 y 2014, nacieron nuevas iniciativas como la Encuesta de Juventud y la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), que se ha convertido en el mayor levantamiento independiente de datos socioeconómicos del país.
La Encovi, que hoy es citada por organismos internacionales y utilizada por organizaciones que diseñan políticas humanitarias en Venezuela, ha permitido seguir la evolución de la crisis venezolana con una profundidad que ningún organismo oficial ofrece. Además de medir pobreza, vulnerabilidad, inseguridad alimentaria, migración y otros indicadores, la encuesta se ha convertido en un "laboratorio" que permite introducir módulos innovadores.
Más allá de la Encovi, la UCAB cuenta con diversos institutos y centros de investigación que producen informes sobre coyuntura económica, mercado laboral, pobreza, desigualdad, emprendimiento, medios de comunicación, derechos humanos, sostenibilidad, infraestructura y más. Esta labor se ha convertido en un ejercicio de resistencia en un país donde la opacidad estadística afecta la vida diaria de millones de personas.
Anitza Freitez reconoce que producir datos en Venezuela conlleva riesgos, como la pérdida de equipos por inseguridad o las restricciones de entrada a ciertas comunidades. Sin embargo, los encuestadores sienten un profundo sentido de propósito, conscientes de que esa información es vital para el país.
La aspiración de la UCAB es que, en un futuro, Venezuela recupere un sistema estadístico transparente y robusto, y que la academia pueda volver a ser aliada del Estado, no sustituta. Mientras tanto, su labor preserva la posibilidad de diagnosticar, debatir y reconstruir, porque sin datos no hay país posible.











