El Ártico experimentó su año más caluroso desde que se comenzó a llevar registro en 1900, según un informe publicado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos. Las temperaturas en la región fueron 1,60 C superiores al promedio registrado entre 1991 y 2020, en un escenario que los expertos califican como "ciertamente alarmante".
El coautor del estudio, Tom Ballinger, de la universidad de Alaska, señaló que este rápido calentamiento de la región en un periodo tan corto es "aparentemente inédito en los últimos tiempos y quizá desde hace miles de años".
El análisis de la NOAA incluyó el otoño más cálido del Ártico, así como el segundo invierno y el tercer verano más calurosos desde 1900. Esto se debe al fenómeno conocido como "amplificación del Ártico", que hace que esta región se caliente más rápido que el resto del planeta.
Uno de los principales efectos de este calentamiento es el retroceso del hielo marino. Los científicos del NSIDC, una organización que recopila datos sobre la nieve y el hielo, estimaron que la banquisa -hielo formado por el congelamiento de los mares polares- alcanzó su superficie máxima en marzo con 14,33 millones de km , la más pequeña en 47 años de vigilancia satelital.
"Esto es un problema inmediato para los osos polares, las focas y las morsas porque usan el hielo como una plataforma para desplazarse, cazar y parir sus cachorros", dijo Walt Meier, coautor del estudio y del NSIDC.
Las proyecciones sugieren que el Ártico podría vivir su primer verano prácticamente sin hielo marino para 2040, o incluso antes. Esto no solo afecta a la fauna, sino que también perturba la circulación oceánica al inyectar agua dulce en el océano Atlántico Norte por el derretimiento del hielo y el aumento de las precipitaciones.
Además, el deshielo del permafrost, la capa del suelo permanentemente congelada, libera hierro en el océano y es responsable, entre otras cosas, del fenómeno de los "ríos oxidados". El informe identificó más de 200 arroyos y ríos decolorados o anaranjados, una señal de la degradación de la calidad del agua que contribuye a la pérdida de la biodiversidad acuática.
En resumen, el Ártico enfrenta un escenario alarmante de calentamiento extremo, con consecuencias devastadoras para los ecosistemas y la biodiversidad de la región. Los expertos advierten que, de no tomar medidas urgentes para frenar el cambio climático, el futuro de esta zona vital del planeta está seriamente amenazado.











