Panamá ha dado un importante paso hacia la inclusión y la visibilización de la población con discapacidad, gracias a la realización de la Segunda Encuesta Nacional de Discapacidad (ENDIS-2), un estudio que proporciona datos frescos y confiables sobre esta comunidad.
Después de 18 años sin información oficial actualizada, la ENDIS-2, financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), revela que el 18% de la población panameña, es decir, 781,478 personas, vive con alguna discapacidad. Este porcentaje representa un notable incremento en comparación con el 11.3% registrado en 2006.
Uno de los hallazgos más significativos es que el 58% de las personas con discapacidad son mujeres, lo que evidencia una doble vulnerabilidad para este sector de la población. Además, la mayoría (67%) reside en áreas urbanas, mientras que el 33% vive en zonas rurales.
Las provincias de Panamá y Panamá Oeste concentran la mayor cantidad de personas con discapacidad, seguidas por Chiriquí, Coclé y la comarca Ng be Buglé, donde el acceso a servicios básicos es más limitado.
La ENDIS-2 también abordó, por primera vez, las secuelas de la pandemia de COVID-19, revelando que un tercio de la población con discapacidad se vio afectada, lo que incrementó problemas respiratorios, de movilidad y emocionales.
Más allá de las estadísticas, este estudio visibiliza a un sector históricamente olvidado y brinda insumos clave para el diseño de políticas públicas inclusivas. Miguel Atencio, coordinador técnico de Accesibilidad y Discapacidad de la Secretaría Nacional de Discapacidad (Senadis), enfatiza que "lo que no se cuenta no existe" y que esta radiografía permitirá al Estado planificar acciones en favor de la población con discapacidad, tratándola con dignidad y no con lástima.
La ENDIS-2 revela brechas significativas en la inclusión educativa, con una disminución progresiva de la participación de estudiantes con discapacidad a medida que avanzan los niveles académicos. Para atender esta situación, se utilizan aulas de recursos y programas especializados, además de promover la inclusión en educación técnica y universitaria.
En el ámbito laboral, la encuesta también destaca la necesidad de oportunidades de empleo dignas y la eliminación de barreras actitudinales, consideradas la mayor limitación para la inclusión de esta población.
La ENDIS-2 no solo genera estadísticas, sino que también es una herramienta de justicia social, planificación y conciencia, que visibiliza a las personas con discapacidad y contribuye a construir un Panamá más accesible y equitativo para todos.












