El pequeño municipio de Arajuno, en la provincia de Pastaza, Ecuador, vivió una Navidad cálida y comunitaria este año. Según reportes, la celebración estuvo marcada por un ambiente de alegría, unión y cercanía entre los habitantes.
El prefecto de Pastaza, Klever Muñoz, compartió una caravana navideña que recorrió las calles de Arajuno, llevando regalos, música y el espíritu festivo a cada hogar. Los vecinos salieron a las puertas de sus casas para recibir a la comitiva, demostrando el fuerte sentido de comunidad que caracteriza a este rincón amazónico.
"Fue una Navidad muy especial. Pudimos sentirnos cerca los unos de los otros, compartir momentos de alegría y celebrar juntos esta fecha tan importante", comentó Juana Pérez, una residente de Arajuno. "Ver a los niños emocionados con los regalos y a las familias reunidas hizo que esta Navidad fuera verdaderamente memorable".
Más allá de los festejos, la Navidad en Arajuno también sirvió para reforzar los lazos comunitarios y el apoyo mutuo. Diversas organizaciones locales se unieron para organizar actividades de integración, como rifas, juegos tradicionales y un concurso de platos típicos.
"En Arajuno, la Navidad es mucho más que regalos y decoraciones. Es una oportunidad para fortalecer nuestros vínculos, cuidarnos entre todos y celebrar nuestras raíces", afirmó el prefecto Klever Muñoz. "Estamos orgullosos de poder mantener vivas estas tradiciones que nos unen como pueblo".
A pesar de las dificultades económicas y los desafíos que enfrenta la región, los habitantes de Arajuno demostraron que la unión, la solidaridad y el espíritu navideño pueden hacer que incluso la Navidad más sencilla se convierta en una experiencia memorable.










