Un jugador estrella de un equipo de fútbol se encuentra en medio de un escándalo después de enfrentarse públicamente a los directivos de su club. Según la información recopilada, el deportista, apodado cariñosamente como "el viejito renegón", estaría molesto por supuestas diferencias con el entrenador, a quien acusa de tenerlo "cocinado" desde hace tiempo y esperar el momento oportuno para sacarlo del equipo.
Al parecer, la relación entre el jugador y el cuerpo técnico siempre fue tensa, y los abrazos que se daban eran "más falsos que los del Pirata y Paolín". El deportista está ansioso por salir a declarar y arremeter contra los directivos, pero se contiene porque aún le adeudan más de 300.000 dólares.
Por otro lado, se menciona que el jugador, conocido por taparse el ojo cuando celebra sus goles, ha aprendido la lección y ahora en su nuevo equipo tendrá su propia "batería" para los festejos. Además, habría solicitado el fichaje de un jugador que estuvo medio año lesionado y de un volante "atarantado" con apodo de pájaro, con el objetivo de hacer lo que no pudo en su anterior club.
En otro orden de cosas, se indica que un exjugador, apodado "Biri Biri", se olvidó de los códigos y echó a algunos "angelitos" de su equipo, entre ellos a uno que cuenta chistes y siempre le perdonaba llegar tarde, y a un familiar de un delantero que le movió el vestuario.
Finalmente, se menciona que en el club del jugador estrella no hay dinero para refuerzos de calidad, pero sí para contratar asesores. Al gerente deportivo, apodado "el chamaco del Ropero", le han puesto un "colocho" y un "parrillero", y quien tiene la última palabra es el "bravo", que no se mete la mano al bolsillo ni de casualidad y aún no ha presentado un buen refuerzo.










