Estados Unidos Reactiva la Doctrina Monroe: Implicaciones Globales de la Nueva Estrategia de Seguridad Nacional
La Casa Blanca ha hecho público un nuevo documento de seguridad estadounidense con implicaciones globales a corto plazo. Titulado "Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América", este documento plantea los principios y prioridades actuales de la política exterior, de defensa y de inteligencia estadounidenses, con un énfasis particular en el Hemisferio Occidental.
La estrategia resucita la controvertida Doctrina Monroe, originada en 1823, que advertía a los imperios coloniales europeos que debían abandonar cualquier intento de recobrar antiguas colonias recién independizadas o de ocupar nuevos territorios en América. Con el tiempo, la Doctrina Monroe se convirtió en un instrumento de agresiva política hegemónica, culminando en el llamado "Corolario Roosevelt" de 1904, que se atribuyó el derecho a intervenir en los asuntos internos de los países latinoamericanos y del Caribe.
Doce años después de que el entonces Secretario de Estado John Kerry declarara que "la era de la Doctrina Monroe ha terminado", la estrategia de seguridad nacional recién estrenada la resucita como política oficial de Washington, añadiendo un nuevo "Corolario Trump". Este último Corolario consiste en "negar a los competidores no hemisféricos la capacidad de posicionar fuerzas u otras capacidades amenazantes, o de poseer o controlar activos estratégicamente vitales" en el Hemisferio Occidental.
La estrategia plantea que "Estados Unidos debe ser preeminente en el Hemisferio Occidental como condición de nuestra seguridad y prosperidad, una condición que nos permita afirmarnos con confianza donde y cuando sea necesario en la región". Para ello, se propone "reclutar y expandirse" entre los países regionales, obtener "una presencia más adecuada de la Guardia Costera y la Marina para controlar rutas marítimas" y "establecer o ampliar el acceso en ubicaciones estratégicamente importantes", haciendo "todo lo posible para desplazar a las empresas extranjeras que construyen infraestructuras en la región".
Estas medidas tendrán implicaciones significativas en las relaciones internacionales y la geopolítica global, con potenciales tensiones y conflictos en el Hemisferio Occidental. Los países de la región, incluido Panamá, deberán analizar cuidadosamente esta nueva estrategia y sus posibles repercusiones en sus propios intereses nacionales y soberanía.
