Google eliminó decenas de videos generados con inteligencia artificial que utilizaban personajes propiedad de Disney tras recibir una carta de cese y desistimiento del estudio. La decisión, aplicada en YouTube y YouTube Shorts, se produjo en un momento clave: apenas días después de que Disney anunciara una inversión de US$ 1.000 millones en OpenAI y un acuerdo de licencia que permitirá el uso oficial de sus personajes en Sora.
El episodio vuelve a colocar a la IA generativa en el centro del debate sobre los límites de su uso en la industria del entretenimiento. Disney ha intensificado sus acciones contra usos no autorizados de su propiedad intelectual, enviando notificaciones similares a otras plataformas como Meta y Character.AI, e incluso presentando una demanda conjunta con Universal contra Midjourney.
La estrategia de Disney es clara: la IA es aceptable solo bajo esquemas de licencia, control y compensación definidos por la empresa. El gigante del entretenimiento optó por una vía preventiva y jurídica, cerrando acuerdos con OpenAI mientras frena de inmediato cualquier uso no autorizado de sus personajes por parte de otras plataformas.
Para la industria, el mensaje es inequívoco: la IA generativa seguirá expandiéndose, pero bajo condiciones cada vez más estrictas impuestas por los grandes propietarios de contenido. La eliminación de los videos en YouTube no es solo una respuesta puntual a una queja de derechos de autor, sino un indicio de cómo se están redefiniendo las reglas del juego en torno al control de la creatividad en la era de la IA.
El debate sobre quién controla la creatividad en la era de la IA permanece abierto y con implicaciones profundas para estudios, plataformas y creadores. Mientras tanto, el enfrentamiento entre Disney y Google evidencia la creciente tensión entre los gigantes del entretenimiento y las empresas de tecnología en torno al uso de herramientas de IA generativa.










