La reciente participación de Venezuela en los XX Juegos Deportivos Bolivarianos, celebrados en Ayacucho, Perú, ha dejado un sabor amargo en el país. Lejos de ser una celebración, el desempeño de los atletas venezolanos ha sido motivo de una "amarga y recurrente frustración", según describe el periodista Jesús Elorza en su crónica.
La crisis económica, política y social que atraviesa Venezuela ha tenido un impacto directo en el deporte nacional. La falta de recursos, el deterioro de la infraestructura deportiva y la emigración de talento han mermado la capacidad competitiva de los atletas venezolanos, quienes han visto cómo sus logros en eventos internacionales se han ido diluyendo en los últimos años.
En los Juegos Bolivarianos, la delegación venezolana obtuvo apenas 36 medallas, muy por debajo de su actuación en ediciones anteriores. Esto ha generado un profundo malestar entre atletas, entrenadores y dirigentes, quienes se han hecho la misma pregunta: "¿Qué está pasando con el deporte venezolano?".
La respuesta parece estar en la crisis multidimensional que afecta al país. La falta de inversión en el deporte, la escasez de recursos para la preparación de los atletas, la emigración de talentos y la politización del deporte han sido algunos de los factores que han contribuido a este declive.
Elorza señala que la situación es "recurrente", lo que indica que este no es un problema nuevo, sino que se ha venido gestando a lo largo de los años. La incapacidad de las autoridades para abordar de manera efectiva los desafíos del deporte venezolano ha llevado a esta "derrota anunciada".
La crónica de Elorza es un llamado de atención sobre la urgente necesidad de implementar políticas públicas que prioricen el deporte y brinden las condiciones necesarias para que los atletas venezolanos puedan desarrollar todo su potencial. Solo así podrán revertir esta tendencia y volver a brillar en el ámbito deportivo internacional.











