El tráfico se ha vuelto una pesadilla diaria en varias ciudades de Ecuador, especialmente en Guayaquil, donde la falta de planificación y obras viales ha generado un colapso en la movilidad. Los municipios han postergado durante años la implementación de soluciones efectivas, lo que ha derivado en un escenario de congestión vehicular crónica, con tiempos de viaje que se han duplicado y una frustración creciente entre los ciudadanos.
El informe detalla cómo el crecimiento poblacional y urbanístico de las ciudades no ha ido acompañado de una adecuada expansión y modernización de la infraestructura vial. La construcción de nuevas urbanizaciones, centros comerciales y actividades económicas se ha dado sin una planificación integral que garantice la fluidez del tráfico. Como resultado, el caos vial se ha extendido más allá de los límites urbanos, afectando también a las vías de conexión con ciudades aledañas como Daule, Salitre, Samborondón y Durán.
Uno de los principales problemas señalados es la falta de visión a largo plazo por parte de las autoridades municipales, que actúan más como "administradores de emergencia" que como planificadores del futuro. Las obras viales críticas, como reparaciones de puentes o asfaltado de tramos, se realizan invariablemente en diciembre, el mes de mayor circulación vehicular, agravando aún más la situación.
Expertos consultados coinciden en que la solución pasa por una planificación integral que priorice la movilidad como un aspecto clave de la calidad de vida de los ciudadanos. Esto implica no solo la construcción de nuevas vías, sino también la implementación de sistemas de transporte público eficientes, la promoción del uso de medios alternativos como bicicletas y la aplicación de políticas de gestión del tráfico que desalienten el uso excesivo del automóvil privado.
Sin embargo, hasta que los municipios no asuman la movilidad como una prioridad estratégica y dejen de actuar de manera reactiva, los ecuatorianos seguirán atrapados en un país donde las vías avanzan más lento que las ciudades, y la falta de prevención se convierte en un obstáculo para vivir con dignidad.
