Las elecciones presidenciales hondureñas fueron íntegras y "no hay ninguna evidencia creíble" que indique que deban ser anuladas, declaró este lunes un portavoz del Departamento de Estado norteamericano, en pleno suspenso por el resultado de los comicios.
El candidato derechista Nasry Asfura, respaldado por el presidente estadounidense Donald Trump, encabezaba la reñida carrera presidencial con un 98% de las actas contabilizadas, aunque con un escaso margen. Sin embargo, el partido en el poder, Libre, pidió "la nulidad total" de los comicios y convocó a movilizaciones populares, a pesar de que quedó en un distante tercer lugar.
"La voluntad del pueblo hondureño fue un repudio a la gestión del gobierno por parte del partido Libre", declaró un portavoz del Departamento de Estado a la AFP, bajo anonimato. "Las elecciones fueron monitoreadas de cerca por la OEA, la UE y observadores nacionales", recordó el funcionario, quien instó a todas las partes a respetar la independencia de las instituciones electorales.
Asfura, un empresario de 67 años, sumaba 40,57% de los votos frente a 39,10% del derechista Salvador Nasralla, un presentador de televisión de 72 años y representante del Partido Liberal (PL). Sin embargo, el escrutinio está envuelto en polémica tras ser interrumpido por problemas técnicos.
El Departamento de Estado norteamericano, que ha sido criticado por su apoyo a Asfura, considerado cercano a Trump, aseguró que "la voluntad del pueblo hondureño" se reflejó en los comicios y que no hay evidencias de fraude que justifiquen la anulación de los resultados. Esto supone un respaldo clave a la legitimidad del proceso electoral en un país que ha sido escenario de disputas políticas y denuncias de corrupción.








