El artículo del escritor panameño es una crítica contundente a la falta de pedagogía y disposición para escuchar por parte de periodistas, políticos y la sociedad en general en Panamá. Señala cómo la necedad, el orgullo y la desconfianza impiden que se aborden los verdaderos problemas del país de manera constructiva.
El autor lamenta que en Panamá se haya optado por "comentar y repetir" las mismas noticias y problemas de siempre, sin un verdadero interés por educar a la ciudadanía y buscar soluciones. Denuncia cómo los medios de comunicación y los partidos políticos se han convertido en "altavoces de idiotas" que fomentan la ignorancia y la división, en lugar de asumir su responsabilidad de guiar a la sociedad.
Una de las críticas más duras es hacia la "sordera sospechosa" de los panameños ante los conflictos que requieren decisiones como sociedad. La desconfianza generalizada hacia todo lo que provenga de un color político, medio o corriente distinta a la propia, impide que se escuchen voces diversas y se aborden los problemas con una visión más amplia.
El autor señala que esta actitud de "hacerse el sordo" y "hacerse el pendejo" ante los orígenes y causas de los problemas nacionales es "un peligro" para la democracia y el desarrollo de Panamá. Lamenta que tanto periodistas como políticos se aferren a discursos trillados y a servir a los intereses de quien mejor los pague, en lugar de asumir su rol de guías y educadores de la sociedad.
En resumen, el artículo es una dura crítica a la falta de voluntad y capacidad de escucha, así como a la ausencia de una verdadera pedagogía por parte de los líderes de opinión y la clase política en Panamá. Una invitación a asumir con responsabilidad el papel de orientar a la ciudadanía y abordar los problemas nacionales de manera constructiva.












