Los hábitos diarios, desde el ejercicio hasta el manejo del estrés, juegan un papel clave en la preservación de la memoria, el pensamiento y las funciones cognitivas a lo largo del tiempo, según neurólogos y neuropsicólogos consultados por SELF.
Diversos especialistas coinciden en que adoptar rutinas saludables puede ser decisivo para reducir la probabilidad de desarrollar trastornos neurodegenerativos y mejorar la calidad de vida en la vejez. Las acciones diarias impactan de manera profunda en la salud cerebral a largo plazo.
El primer hábito que los neurólogos procuran evitar es el sedentarismo. Antonio Puente, jefe de psicología del departamento de psiquiatría y ciencias del comportamiento de la Universidad George Washington, explica que la clave para preservar la agudeza mental está en modificar el estilo de vida y no en remedios milagrosos. Tanto él como Luis Compres Brugal, neurólogo certificado del Baptist Health Miami Neuroscience Institute, insisten en la importancia del movimiento regular.
Investigaciones recientes respaldan que incluso sesiones breves de ejercicio vigoroso, de apenas cinco minutos, pueden disminuir de manera significativa el riesgo de desarrollar demencia.
El manejo del estrés constituye otro pilar fundamental. Claudia Muñoz, neuróloga y neurohospitalista certificada en Emeryville, California, explica que la reacción de pánico activa la respuesta de lucha o huida, libera neurotransmisores como la adrenalina y produce cambios hormonales que, si se repiten, afectan el cerebro a largo plazo. Por eso, aconseja fomentar respuestas más equilibradas ante los contratiempos diarios.
El sueño adecuado es otro hábito prioritario. Shae Datta, neuróloga certificada del Hospital NYU Langone de Long Island, considera imprescindible dormir entre siete y ocho horas cada noche. Durante el descanso, el cerebro activa el sistema glinfático, responsable de eliminar desechos celulares que, en caso de acumularse, aumentan el riesgo de demencia.
La prevención de lesiones cerebrales es otra prioridad. Antonio Puente advierte sobre los riesgos de montar en bicicletas o patinetes sin casco, ya que incluso a velocidades reducidas, una caída puede provocar daños cerebrales severos.
Por último, el consumo de alcohol, incluso en cantidades moderadas, es un comportamiento que los especialistas evitan o restringen al máximo, ya que investigaciones actuales indican que incluso una o dos bebidas al día pueden afectar la estructura cerebral y aumentar el riesgo de demencia.
Estos cinco hábitos, señalados por los expertos, están respaldados por investigaciones como la de la Escuela de Salud Pública de Harvard, que recomienda mantener la actividad física, cuidar el sueño, gestionar el estrés, prevenir lesiones craneales y limitar el alcohol para reducir el riesgo de deterioro cognitivo y demencia.












